El desbalance vacunal amenaza al desarrollo global

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Bogotá. 12 de octubre de 2021

Por Daniel Sebastián Gutiérrez

Gestor de comunicaciones de Misión Salud

Fotografía de: iStock

La desigualdad inmunitaria contra SARS-CoV-2 / COVID-19 en el mundo es la punta del iceberg que está haciendo evidente el desbordado declive en el desarrollo moral, social y económico a nivel global. 

Según la unidad de inteligencia del diario The Economist el desbalance vacunal le costará al mundo alrededor de USD $2,3 billones para 2025, siendo los países en desarrollo quienes asumirán dos tercios de estas pérdidas, lo que ralentizará la recuperación económica en dichas naciones y agudizará los múltiples problemas asociados a la inequidad (1).

El Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, afirmó en su intervención en la XXVII Cumbre Iberoamericana el pasado mes de abril que la pandemia de SARS-CoV-2 / COVID-19 es “la mayor prueba moral de nuestro tiempo” (2). Los meses transcurridos desde su declaración le han demostrado al mundo que el desbalance vacunal es cada vez mayor y que los intereses particulares están por encima de la salud pública global y el desarrollo de todas las naciones.

Los datos proporcionados por Our World in Data, un esfuerzo de colaboración interinstitucional con respaldo de investigadores de la Universidad de Oxford, evidencian que hasta el 11 de octubre el 47,6% de la población mundial ha recibido al menos una dosis de la vacuna contra COVID-19 con un total de 6.540 millones de dosis administradas. Tan solo el 2,5% de los habitantes de países de bajos ingresos han recibido por lo menos una dosis (3).

El siguiente mapa interactivo muestra la cantidad de dosis de vacunas administradas por cada cien habitantes dentro de un país determinado (como cada persona puede recibir más de una dosis, en algunos casos el mapa arrojará más de cien):

Los datos recopilados por Our World in Data con corte al 11 de octubre de 2021 evidencian que el continente africano es el más afectado por la inequidad en la vacunación contra SARS-CoV-2 / COVID-19. El país con el índice más bajo en ese continente es República Democrática del Congo con apenas 0,15 personas que han recibido al menos una dosis por cada cien habitantes (los datos más recientes suministrados por esta nación son del 8 de octubre). 35 de los países africanos no han superado el umbral de 20 dosis de vacunas administradas por cada cien habitantes y algunas naciones africanas no han entregado los datos para ser registrados.

Norte, centro América y el Caribe tienen a Haití como el país con la crisis más pronunciada en términos de vacunación. Según el último registro provisto el 7 de octubre, 0,76 habitantes de esta nación han sido inoculados con una dosis por cada cien. América del Sur tiene a Venezuela y Bolivia como los países con las tasas de vacunación por debajo de las sesenta dosis administradas por cada cien habitantes.

Yemen es la nación con menor índice de vacunación en el continente asiático con 1,17 dosis de vacunas aplicadas por cada cien (datos suministrados por esta nación el pasado 27 de septiembre). Seis países de Asia están por debajo de las veinte personas con al menos una dosis por cada cien habitantes y naciones como Turkmenistán y Corea del Norte no han provisto oficialmente datos para ser registrados.

En Oceanía, Papúa Nueva Guinea, uno de los países insulares más grandes y poblados del mundo con más de 11 millones de habitantes, tiene un índice de vacunación de 2,14 habitantes por cada cien y es la nación con el mayor desbalance vacunal en ese continente. Los datos de esta nación fueron registrados el pasado 5 de octubre.

El continente europeo tiene a Ucrania como su país con menor tasa de vacunación por cada cien habitantes, 31,76 han sido inoculadas con al menos una dosis (datos suministrados el pasado 11 de octubre). Cuatro naciones de ese continente están por debajo de los cuarenta individuos que han sido inoculados con al menos una dosis por cada cien personas.

Sumado al desbalance vacunal, la inadecuada gestión de las vacunas en el mundo ha hecho que en Cataluña, España, caducaran más de 69.000 dosis de sobra que fueron descongeladas y pasaron más de treinta días en la nevera el pasado 22 de septiembre (4). Desde marzo hasta septiembre de este año, fueron desechadas en Estados Unidos más de 15 millones de dosis de vacunas contra COVID-19 y solo en el mes de agosto se desperdiciaron 3,8 millones en ese país (5).

El nuevo informe de Amnistía Internacional titulado “Dosis doble de desigualdad: Las empresas farmacéuticas y la crisis de las vacunas contra la COVID-19”, revela que el mecanismo Covax a través del que se beneficiarían los países en desarrollo prometió facilitar 2.000 millones de dosis para finales de 2021, de los que solamente ha despachado hasta finales de septiembre 311 millones de dosis a 143 países participantes. Además según el mismo informe y basado en las previsiones de Airfinity, las farmacéuticas Pfizer/BioNTech, y Moderna obtendrían ganancias que ascienden a más de 130.000 millones de dólares en el periodo 2021-2022 (6).

Algunos de los países de bajos ingresos están luchando por proporcionar servicios básicos como agua potable, energía eléctrica o sistema de alcantarillado y no existe un financiamiento estable para pagar las vacunas. Otros obstáculos interpuestos en el camino hacia la inoculación son la logística y almacenamiento de los biológicos, pues algunas naciones en desarrollo carecen de infraestructura de transporte y cadenas de frío, y la escasez de personal idóneo para la administración de las inyecciones.

“La distribución equitativa de las vacunas es un deber humanitario” según lo dijo la Agencia de la ONU para los Refugiados el pasado mes de marzo en una declaración (7).  Garantizar una recuperación rápida de la pandemia por SARS-CoV-2 / COVID-19 en el mundo es también, hacer sendas para el desarrollo y el balance global.

Referencias

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