¿Quién gobierna la salud en el mundo?

Creada en 1948 con la finalidad de alcanzar para todos los pueblos el grado más alto posible de salud, la OMS se encuentra en un punto de inflexión. A la vez que se supone es el escenario para avanzar oportunamente en delicados debates técnico-políticos velando por que el derecho a la salud de la humanidad sea protegido y priorizado, se han encendido alarmas que alertan sobre la progresiva pérdida de independencia de este órgano de las Naciones Unidas poniendo en riesgo el cumplimiento de su misión institucional.

Un ejemplo de los debates en curso en la OMS que pensamos deberían resolverse a la mayor brevedad posible en favor del acceso a medicamentos de las poblaciones más vulnerables, es la necesidad de diseñar incentivos eficaces a la innovación de medicamentos y tecnologías de diagnóstico, desligados de las patentes y los altos precios de venta finales, y además financiados de manera suficiente y sostenible.

En cuanto a las alertas que llevan a este punto de inflexión nos referimos a las cada vez más numerosas y preocupantes denuncias, como por ejemplo, las correspondientes a la creciente dependencia de este órgano de la financiación por parte de actores privados y el sector filantrópico, los cuales condicionan su apoyo económico al desarrollo de proyectos específicos de su interés, frecuentemente no coincidentes con las urgencias  prioritarias del mundo en desarrollo, donde vive el 80% de la población mundial.

En esta sección centramos los resultados de nuestro monitoreo en estos delicados temas

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